Se eleva la incidencia
Atención con el cáncer de tiroides
Entre los casos diagnosticados con esta patología oncológica, alrededor del 90% corresponde al género femenino.
Más de 300 extirpaciones de tiroides o tiroidectomías se realizan al año en la Clínica Oncológica de la Fundación Arturo López Pérez (Falp). Y es que se estima que la incidencia de esta patología se ha elevado por lo menos cuatro veces en los últimos cinco años.
La función de esta glándula neuroendocrina es regular al metabolismo del cuerpo. Está ubicada en el cuello, delante de la tráquea y la laringe y puede sufrir la aparición de células tumorales.
Según sostiene el jefe de la Unidad de Cabeza y Cuello de la Falp, doctor David Cohn, “el cáncer de tiroides puede ser de diversos tipos, que se dividen en tumores diferenciados, medulares y anaplásticos”. El especialista destaca que los dos últimos son más agresivos y de peor pronóstico; sin embargo, no son los más frecuentes.
Entre los casos diagnosticados de esta enfermedad, cerca del 90% corresponde a mujeres. Se presenta preferentemente entre los 40 y 60 años de edad, pero también puede aparecer en personas más jóvenes.
El más común en la tiroides es el cáncer de tipo papilar. Se presenta como un nódulo que puede provocar síntomas como cambios en la voz, tos o también pasar completamente desapercibido para el paciente.
Para el doctor Rafael Ríos, endocrinólogo de Falp, el nódulo puede percibirse como una masa de volumen en el cuello, “pero cuando se siente duro y de poca movilidad, es necesario poner una voz de alerta y realizar exámenes que descarten una patología maligna”.
En tanto, el doctor Cohn comenta que la gran mayoría de los pacientes suele acudir al especialista cuando se encuentran un nódulo a nivel de cuello. “Otras personas consultan por hallazgos en ecografías tiroideas que el médico ha solicitado, por malestares cervicales o estudios por obesidad”, dice.
En ocasiones mucho menos frecuentes el cáncer de tiroides puede aparecer junto a disfonía o disfagia (dificultad para tragar). “La única forma de pesquisar esta enfermedad de forma precoz es con una ecografía, examen no invasivo, de bajo costo y de alto rendimiento”, asevera el doctor Cohn.
Cuando aparecen nódulos tiroideos ecográficos altamente sospechosos de ser tumorales, el paciente es sometido a una punción citológica para apoyar un diagnóstico más certero sobre la benignidad o malignidad del elemento y así decidir el tratamiento oportuno.
Manejo quirúrgico
Si existe un diagnóstico de alta sospecha, el paso siguiente es efectuar una extirpación de la tiroides. “Durante la operación se confirma el diagnóstico a través de una biopsia rápida. La cirugía más recomendada es una tiroidectomía total. También es importante investigar la situación de los ganglios del cuello, tanto centrales como laterales. En caso que esté afectado alguno de ellos, se efectúa una disección ganglionar en el mismo momento”, añade el jefe de la unidad de Cabeza y Cuello de la Falp.
“En el caso de pacientes con tumores más avanzados, es decir, aquellos que comprometen la laringe, la faringe y el esófago, van a requerir tratamientos más radicales, con procedimientos reconstructivos mucho más complejos”, señala.
Luego de efectuada la cirugía, el paciente puede ser sometido a terapia complementaria con radioyodo. Esta consiste en una dosis de yodo radiactivo, con capacidad de eliminar células malignas que hayan quedado luego del procedimiento quirúrgico.Radioterapia y quimioterapia se realizan en forma ocasional en aquellos tumores menos frecuentes y más agresivos en su desarrollo.
Luego de tratados, los pacientes deben apoyarse en una terapia hormonal con Levotiroxina, que reemplaza la hormona que generaba la tiroides. Además, deben estar en monitoreo periódico, cada cuatro o seis meses los primeros dos años, y cada seis meses hasta los cinco años.
Clínica Oncológica (FALP)
Fundación Arturo López Pérez
Rancagua 878
Teléfono: 22420 5100
www.falp.cl