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Embarazo y Cáncer

Manejo especializado

El dilema del embarazo y el cáncer

Aunque la gestación no tiene relación directa con el pronóstico de cáncer, la posibilidad de controlar la enfermedad dependerá del número de semanas de gestación del niño, del tipo de patología oncológica que sufre la madre y de su estado de avance.

Se trata de una situación tremendamente compleja: cuando una embarazada es diagnosticada con cáncer no sólo debe considerarse el parecer de la madre, el del médico y el del un Comité de Ética, sino también las características propias de la enfermedad y el estado de la gestación. Todo ello antes de tomar una decisión y comenzar un tratamiento.
Según indica el doctor Mateo Pierotic, ginecólogo obstetra especializado en oncología ginecológica de la Clínica Falp, normalmente un embarazo no cambia la forma de tratar un cáncer pues no altera el pronóstico. “Lo que sí se hace, en ciertas ocasiones, es postergar el tratamiento hasta alcanzar la viabilidad, que es la etapa del embarazo entre las 27 y 28 semanas en la cual el feto puede ser extraído del vientre de la madre y seguir viviendo sin problemas”.
Esta situación podría presentarse, por ejemplo, ante un cáncer de mama o de piel
-tumores que no crecen tan rápido y dan la posibilidad de esperar un poco- o ante la necesidad de un tratamiento que pueda perjudicar al feto, como una quimioterapia de alto riesgo que haga frente a un linfoma o una leucemia.
Otro escenario es cuando la enfermedad está en una etapa muy inicial y, por tanto, se puede enfrentar con un manejo localizado que no ponga en riesgo la vida del niño por nacer.
No obstante, existen algunas circunstancias donde impera que el cáncer sea tratado en forma inmediata, independiente del tiempo de embarazo que se tenga.
Si bien la asociación de gestación y cáncer es poco frecuente -en la Falp se han reportado solo un par de casos por año- cada vez que esta situación se presenta es fundamental proveer toda la información a la madre y su círculo más cercano para que, apoyados en un Comité de Ética, se tome la mejor decisión.
“La madre podría, por ejemplo, tomar la decisión de postergar el tratamiento para llegar a la viabilidad fetal sabiendo que eso puede significar el compromiso de su propia recuperación, sobre todo cuando se trata de tumores que avanzan muy rápido, como los hematológicos”, dice el especialista.

Ante el nacimiento
Se espera que, en general, el nacimiento no se vea afectado por el cáncer de la madre. “Los tumores no pasan la placenta, los únicos que sí pueden hacerlo y afectar al feto son los melanomas, que son tumores de la piel muy agresivos. Sin embargo, es muy raro que esto suceda”, sostiene Pierotic
Tampoco debiera existir complicaciones en el momento del parto. “Los embarazos de término, si se dan las condiciones y no hay una alteración de la vía anatómica o un tumor en el cuello del útero o la vagina, no debiesen presentar problemas”, agrega.
En cuanto a la lactancia, el médico advierte que casi todas las drogas se relacionan con la producción de leche, por lo que la mujer que está bajo tratamiento no debiese seguir amamantando: “En cambio, si la mujer se sometió a un procedimiento quirúrgico, sin el complemento de drogas, está en condiciones médicas de hacerlo”, señala.
Finalmente, el especialista recomienda que, considerando la complejidad de un pronóstico de cáncer ante un embarazo, la mujer ponga especial atención en donde se tratará antes y después del parto: “Una situación de esta envergadura no puede tratarse en cualquier parte. El principal consejo que puedo entregar es que se busque un centro especializado que tenga experiencia en el tema, que cuente con todos los recursos y ponga a su disposición un equipo multidisciplinario compuesto por los especialistas que sean necesarios para apoyarla”, plantea.

Clínica Oncológica (FALP)
Fundación Arturo López Pérez
Rancagua 878
Teléfono: 22420 5100
www.falp.cl

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